viernes, 11 de diciembre de 2015

ENTREVISTA CON THOMAS LEVENSON

ENTREVISTA CON THOMAS LEVENSON

Profesor del MIT y autor de En busca de Vulcano (The Hunt for Vulcan), la historia olvidada sobre Isaac Newton, Albert Einstein y la búsqueda de un planeta que nunca existió.


A.L.: ¿Por qué la historia de Vulcano es tan poco conocida?
T.L.: Creo que la breve y extraña vida del planeta Vulcano apenas se recuerda porque acabó de forma fulminante a manos de uno de los iconos de la ciencia del siglo XX. El triunfo de la teoría general de la relatividad fue tan rápido, completo y tan carismáticamente extraño que buena parte de su prehistoria desapareció. Con “carismáticamente extraño” me refiero a cómo los conceptos de la relatividad general penetraron en el imaginario colectivo: la “cuarta dimensión”, el “espacio curvado” o la “dilatación temporal”, por no mencionar la idea de que el espacio-tiempo tiene una forma concreta. Con un lenguaje tan grandilocuente, impreciso y evocador puede ser difícil conservar los detalles cruciales de un descubrimiento.

A.L.: Urbain Le Verrier contribuyó al descubrimiento de Neptuno, pero cometió un error garrafal al creer que existía Vulcano. ¿No teme que ahora solamente se le recuerde por sus errores?
T.L.: Quiero enfatizar que la mayoría de lo que hizo Le Verrier sobre el problema de Mercurio no estaba del todo equivocado. El tambaleo que identificó en la órbita de Mercurio es real. Sus cálculos fueron obra de un verdadero virtuoso. La hipótesis que planteó para explicar la trayectoria de Mercurio tenía sentido, dado el conocimiento del que disponía. Y decirle a las personas que buscaran una masa cuya gravedad pudiera afectar a la trayectoria de Mercurio era un paso lógico. Su único error fue estar demasiado dispuesto a aceptar los anuncios sobre el descubrimiento de Vulcano (que al final fueron inequívocamente erróneos). En cuanto a su reputación, Le Verrier aparece en los libros como el descubridor de Neptuno y tiene un catálogo impresionante de logros científicos. No creo que su prestigio esté en peligro.

A.L.: El astrónomo inglés John Flamsteed conocía el planeta Urano, aunque pensó que era una estrella y la catalogó como “34 Tauri”. Finalmente, William Herschel hizo el descubrimiento “oficial” del planeta. ¿Qué importancia tiene la historia en nuestra comprensión de la ciencia?
T.L.: La historia sirve a la ciencia (y a los científicos) de dos formas. La primera consiste en revelar reliquias de datos históricos que se han perdido o malinterpretado. Por ejemplo, el argumento de Halley de que el cometa de 1680 era un visitante recurrente de las inmediaciones de La Tierra impulsó el análisis de los registros históricos de anteriores observaciones de cometas. Sin embargo, el rol más importante de la historia como medio para integrar el conocimiento científico en una visión más amplia de la cultura humana es explicar el desarrollo de las preguntas científicas y las posibles líneas de investigación. He intentado examinar cómo han evolucionado las preguntas sobre los patrones reconocibles que organizan el universo. Esa evolución muestra algo de la naturaleza humana a través de una mirada atenta sobre lo que implica cambiar nuestras ideas más arraigadas acerca de las grandes preguntas.

A.L.: ¿Sabe si hay otros casos parecidos al de Vulcano? Estoy pensando en Plutón.
T.L.: Plutón es un regalo del cielo por la manera de obligarnos a reconocer que el sistema solar acoge un bestiario de objetos mucho más rico del que admitíamos hace solo unos años y por el comportamiento extraordinario de su sistema de satélites; se podría escribir todo un libro sobre las expectativas continuamente frustradas y el asombro que provoca este “planeta”. Creo que persisten muchos vacíos en la cosmología y en el resto de la ciencia. Es cada vez más complicado saber si somos propensos a malinterpretar de forma persistente las mediciones o ciertas observaciones anómalas. Si fuera jugador, apostaría a que nuestras ideas sobre el cerebro y la forma en que se produce el fenómeno que llamamos conciencia necesitan una profunda reconsideración. Cuando la hagamos, nos asombrará el tiempo que nos llevó ver con nitidez lo que llevábamos observando durante mucho tiempo. En todo caso, esa es solamente una suposición.

A.L.: ¿A qué dedica su tiempo después de haber desempolvado la historia de Vulcano?
T.L.: Estoy trabajando en el proyecto que mi editor esperaba que escribiera cuando les presenté En busca de Vulcano. Se titula provisionalmente Dinero a cambio de nada. Vuelvo a mi escenario favorito, finales del siglo XVII y principios del XVIII, a la edad de la revolución científica y de su compañera, la revolución financiera británica. Estoy usando un acontecimiento señalado, la burbuja de los mares del Sur [que produjo el llamado crack de 1720], como una forma de acercarme a la visión del mundo científico, que sería capaz de transformar profundamente la experiencia humana, lo que incluía una revisión radical de nuestra idea de dinero. Es una historia sobre grandes ambiciones, comportamientos criminales e inmensos beneficios y pérdidas en cuestión de meses, es decir, sobre el nacimiento del capitalismo financiero moderno. Me encanta esta investigación.

A.L.: Le agradezco su exquisita curiosidad científica.
T.L.: Gracias a ti por mostrar interés en lo que fue para mí la historia perfecta. El planeta Vulcano nunca existió, pero eso no significa que no importara, o que no pueda decirnos algo relevante sobre los esfuerzos y fracasos humanos. Solo algunas veces triunfamos más allá de toda esperanza en la búsqueda de sentido del universo que habitamos.

11 de diciembre de 2015
Andrés Lomeña