jueves, 5 de noviembre de 2015

ENTREVISTA CON JIM AL-KHALILI Y JOHNJOE MCFADDEN

La vida en el abismo, o el advenimiento de la era de la biología cuántica.

ENTREVISTA CON JIM AL-KHALILI Y JOHNJOE MCFADDEN

A.L.: Su libro Life on the Edge: The Coming of Age of Quantum Biology es muy interesante y verdaderamente exigente. ¿Cómo llegaron a interesarse por un tema tan inexplorado como la biología cuántica? En 2012 celebraron un encuentro en la Universidad de Surrey.
J.AL-K.: Nuestro interés en este campo es bastante anterior a las jornadas en Surrey, y más aún para Johnjoe que para mí. JJ vino al departamento de física a dar un seminario sobre una idea que tenía acerca de un posible vínculo entre la mecánica cuántica y un cierto tipo de mutación en las bacterias. Eso fue en 1997. Me intrigó mucho y empezamos a compartir ideas. Desde entonces hemos seguido teniendo conversaciones informales sobre la materia. De hecho, publicamos un artículo sobre aquella idea en 1999, pero solamente empezamos a tomárnosla en serio hace cinco años, cuando el resto del mundo comenzó a mostrar interés.
J.MCF.: Lo único que añadiría es que, después de nuestro artículo de 1999, empecé a estar convencido de que la mecánica cuántica era fundamental para la biología, de manera que escribí el libro Quantum Evolution, publicado en el año 2000.

A.L.: Parece que en muchas reacciones enzimáticas se podría dar el fenómeno del tunelado cuántico. Además, la fotosíntesis y algunos comportamientos animales podrían estar relacionados con algunos aspectos muy específicos de la física cuántica. ¿Todo esto es una simple cuestión teórica o hay alguna aplicación en el horizonte?
J.AL-K.: Por el momento, resulta maravilloso pensar que La Vida ha encontrado una forma de utilizar la extrañeza del mundo cuántico en su propio beneficio. Estamos en la fase de investigación básica. Encontrar aplicaciones no es tan interesante porque ahora mismo solamente queremos saber más, pero quién sabe en el futuro: puede ser que podamos imitar los trucos del mundo natural, ya sea consiguiendo energía solar mediante la fotosíntesis o sintiendo los campos magnéticos de la tierra. Aún queda para eso.
J.MCF.: Los tecnólogos cuánticos están intentando aprender de la biología para desarrollar dispositivos cuánticos (como los ordenadores cuánticos) que funcionen a temperatura ambiente.

A.L.: No saben si el tunelado cuántico está implicado en el olfato, pero se antoja como la única explicación para describir cómo las proteínas detectan vibraciones en las moléculas del olor. ¿Hay algún otro sentido en el que pueda estar implicada la física cuántica?
J.AL-K.: Dejaré esta pregunta a JJ.
J.MCF.: Sospecho que la vista podría ser intrínsecamente cuántica, ya que la recepción primaria es la captura de un fotón de luz.

A.L.: ¿Cómo se las apaña la vida para usar el comportamiento cuántico y mantener a raya la decoherencia? ¿Por qué la vida necesitaría la física cuántica?
J.AL-K.: Aún no hay una respuesta a la primera pregunta y es, de hecho, un área muy activa de investigación. Parece que el “ruido” ambiental encontrado dentro de los sistemas vivos actúa para mantener la coherencia cuántica y no para destruirla. El grupo de investigación alemán de la universidad de Ulm liderado por Martin Plenio está trabajando en esta dirección. La respuesta a la segunda pregunta es sencilla: la física cuántica no es distinta de cualquier otra área de la física o la química. La vida siempre intenta obtener alguna ventaja: ser más eficiente, ser más efectiva utilizando las leyes de la naturaleza. Eso es lo que nos ha enseñado la evolución darwinista a través de la selección natural. Si un proceso puede hacerse de forma más eficiente usando los trucos del mundo cuántico, la vida se encargará de ello.
J.MCF.: Claro. Para mí tampoco es nada sorprendente.

A.L.: No parecen tomarse las ideas sobre la conciencia de Penrose y Hameroff demasiado en serio. Hameroff llega a decir que el alma podría sobrevivir en el mundo cuántico...
J.AL-K.: Creo que los puntos de vista de Hameroff sobre el origen cuántico de la conciencia y otras ideas tan exóticas como pseudocientíficas son el motivo por el que nos distanciamos de ellas. Espero que quede bien claro por qué pensamos que su teoría de los microtúbulos es errónea y en diversas ocasiones advertimos contra la mecánica cuántica como una excusa para absurdas ideas de corte new age. Ninguno de nosotros es religioso, así que no tenemos la necesidad de explicar cosas como el alma.
J.MCF.: Estoy con Jim. La conciencia sigue siendo un misterio para la ciencia, pero la teoría de los microtúbulos no ayuda a explicarla. Creo que el campo electromagnético del cerebro es probablemente el lugar donde se da la conciencia, pero no precisa de la mecánica cuántica para funcionar.

A.L.: ¿Cuáles son los desafíos actuales de la biología cuántica?
J.AL-K.: Creo que el desafío principal es hallar formas de probar algunas de las teorías en experimentos de laboratorio. Las técnicas espectroscópicas están volviéndose muy sofisticadas, pero aún resulta increíblemente complicado estudiar fenómenos específicos en los sistemas vivos y separarlos de los miles de procesos bioquímicos que tienen lugar al mismo tiempo. Puede que encontremos otros mecanismos que descansan sobre la mecánica cuántica. El mayor desafío tiene que ver con comprender cómo la vida puede mantener la coherencia cuántica durante escalas de tiempo biológicas.
J.MCF.: Creo que la mecánica cuántica contiene la clave de la vida, pero esto solamente se probará cuando la biología sintética incorpore la biología cuántica para, quizás, construir vida sintética real a partir de la materia inanimada.

A.L.: ¿Esperan dar con algo completamente inesperado?
J.AL-K.: Eso sería especular demasiado. Nuestro campo de estudio ya se ve con demasiada incredulidad en ciertos lugares, así que lo que debemos hacer es centrarnos en la comprobación experimental de nuestras ideas.
J.MCF.: Sí, tal y como dice Jim, en este momento plantear hipótesis exóticas en física sería bastante perjudicial para nosotros.

5 de noviembre de 2015
Andrés Lomeña