martes, 24 de septiembre de 2013

ENTREVISTA A LES U. KNIGHT SOBRE EL "MOVIMIENTO DE EXTINCIÓN HUMANA VOLUNTARIA"

¡Extinguíos!

ENTREVISTA CON LES U. KNIGHT

ANDRÉS LOMEÑA: ¿El Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria representa una vuelta a las ideas malthusianas?
LES U. KNIGHT: Siempre hemos ampliado los límites de nuestros suministros alimenticios y a menudo los imperios colapsaron cuando excedieron sus capacidades de abastecimiento. Ahora estamos empujando los límites de casi todos los recursos naturales de la Tierra. La escala de la población y de los alimentos va más allá de lo que Malthus imaginó, pero su teoría es válida: hay más personas hambrientas hoy que toda la población mundial de su época.

A.L.: Ustedes abogan, en base a motivos ecológicos y humanitarios, por la extinción humana voluntaria. ¿Cuáles han sido sus influencias?
L.K.: Como muchos de los que llegaron a esta conclusión, me he visto influido por lo que pasaba a mi alrededor. Hemos tomado diferentes rutas para llegar al MEHV: los derechos de los animales no humanos, la biosfera e incluso preocupaciones humanitarias. La extinción humana involuntaria es lo que estamos intentando evitar eliminándonos gradual y pacíficamente.

A.L.: ¿Es la extinción el objetivo último, al margen de nuestras condiciones de vida? Es decir, si alcanzáramos una utopía en la que el mundo vive apaciblemente y con una población asumible, ¿seguiría deseando nuestra extinción?
L.K.: El Homo sapiens se redujo a unos 10 o 15 mil individuos hace unos 70.000 años, así que la posibilidad de una recuperación de la población es demasiado grande. Nuestra existencia no añade nada a los ecosistemas de La Tierra.

A.L.: ¿Cuántos miembros son? ¿Celebran reuniones?
L.K.: No te puedo decir cuántos apoyan la extinción voluntaria porque somos un movimiento más que una organización. Basándome en el número de personas que contactan conmigo diciendo que pensaban que estaban solos, calculo que debe de haber algunos millones de los siete mil millones que somos. No hay necesidad de verse, pero quedamos en Internet y hablamos sobre temas relacionados con la extinción humana voluntaria.

A.L.: Ese apocalipsis humano voluntario puede interpretarse como un rasgo religioso o milenarista. ¿Qué opinión tienen de la Otra Vida?
L.K.: Algunos en el movimiento son religiosos y creen en la otra vida, pero no creo que el MEHV pueda catalogarse como una religión. Está basado en una evidencia empírica: cuando las personas viven, no sobrevive mucho más. Y cuando se abandonan los ecosistemas, se recupera la biodiversidad. Un punto de vista biocéntrico en lugar de uno antropocéntrico puede verse como algo religioso si se mira de forma superficial.

A.L.: He leído en su web un eslogan que dice: “La vasectomía previene el aborto”. ¿Qué opciones propone? ¿La ligadura de trompas? Los políticos y la Iglesia no se lo van a poner fácil.
L.K.: Hay muchas opciones de prevenir el embarazo, pero por desgracia no están disponibles para centenares de millones de parejas. La vasectomía es el método más económico y seguro para los heterosexuales fértiles y sexualmente activos que no van a reproducirse más de lo que ya lo han hecho. La oposición a no dar a luz a más de nosotros viene de las instituciones que dependen del incremento de la población.

A.L.: Dice que es “vehemente” a quienes se preguntan si usted habla en serio. Me gusta su diagrama en siete pasos sobre la conciencia progresiva. El séptimo paso es el de la vehemencia. ¿La idea del diagrama fue suya?
L.K.: Lo adapté a partir de On Death and Dying de Elizabeth Kubler-Ross. La humanidad sufre una enfermedad terminal debido a nuestra propia creación y nosotros estamos en fase de negación. Una vez que aceptemos lo inevitable, entenderemos que traer al mundo a uno de los nuestros es algo insensato. Teniendo en cuenta el futuro que estamos engendrando, sentenciar a alguien a la existencia equivale a vender un amarradero a un barco que se hunde.

A.L.: No conocía la región de Cascadia ni sabía que allí albergan ciertas pretensiones independentistas.
L.K.: Cascadia es bastante similar a Cataluña y Quebec, pero existe principalmente en nuestra imaginación y no tiene ninguna influencia política.

A.L.: ¿Alguna conclusión que quiera “reproducir” aquí?
L.K.: Se defiende con fiereza nuestro derecho a reproducirnos, pero nuestro derecho a no procrear se restringe con severidad en algunas regiones. Además, las consecuencias de forzar a las personas a procrear son mucho peores que impedir que lo hagan. La falta de igualdad de género impide el progreso hacia la libertad reproductiva, especialmente la libertad a no quedarse embarazada. ¡Gracias por no procrear!

24 de septiembre de 2013
Andrés Lomeña

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