lunes, 28 de mayo de 2012

ENTREVISTA CON WARREN BUCKLAND

TEORÍA CINEMATOGRÁFICA CONTEMPORÁNEA

ANDRÉS LOMEÑA: Hasta ahora, ninguno de sus libros se ha traducido al español. ¿Sabe si hay alguna traducción en marcha?
WARREN BUCKLAND: Hace unos años tuve una petición de Juan Alberto Conde, de la universidad Jorge Tadeo Lozano, en Bogotá (Colombia), para traducir al español uno de mis papers para una antología sobre teoría del cine. Le envié uno llamado Orientation in Film Space: a Cognitive Semiotic Approach. Aún no sé si se ha traducido.

AL: En su opinión, ¿cuál ha sido su contribución más importante a la teoría del cine?
WB: ¡No la he escrito aún! Descubrir la obra de los “nuevos semióticos del cine” (Roger Odin, Michel Colin, Francesco Casetti) fue una revelación durante la primera parte de mi carrera. Terminé por recopilar algo de sus obras en mi primer libro (The Film Spectator: From Sign to Mind, 1995), y luego escribí un análisis sobre ellos en The Cognitive Semiotics of Film (2000).

AL: Usted ha escrito sobre las “películas rompecabezas” (puzzle films). Hace poco vi Take Shelter, una gran historia de fantasía sobre el sufrimiento mental. Confundir intencionadamente la realidad y la ficción casi se ha convertido en un cliché. ¿Qué le interesó del fenómeno de esas películas puzle?
WB: Ver un gran número de películas con narrativas complejas en los noventa me iniciaron en los puzzle films. La epifanía me llegó mientras veía Carretera Perdida de David Lynch en un cine en Amsterdam en 1997. Cuando voy al cine, me siento decepcionado el 80 por ciento del tiempo, debido a la naturaleza esquemática y predecible de las películas. Pero Carretera Perdida me convenció de que la creatividad y la inventiva todavía se pueden lograr en este medio. Y después de ver Memento (Nolan, 2000), empecé a pensar en una colección de ensayos sobre esas cintas. El volumen (Puzzle Films: Complex Storytelling in Contemporary Cinema) llegó finalmente en 2009, después de una serie de retrasos. Su éxito me llevó a realizar una secuela, otra colección llamada Hollywood Puzzle Films, centrándose en Origen (Nolan, 2010), pero también en El efecto mariposa, Déjà Vu, Destino final, Código Fuente, Southland Tales, las adaptaciones de Philip K. Dick, etcétera. Está prevista su publicación en 2014. Quizás la llegada del fenómeno de los puzles en el cine a Hollywood es una indicación de que ahora se ha convertido en un cliché.

AL: ¿Piensa que la teoría de los mundos ficcionales es relevante para el análisis de películas? Para mí, los mundos ficcionales (comprender la verdad de la ficción mediante la comparación de propiedades entre un mundo imaginado y uno real) podrían ser muy útiles.
WB: Creo que el concepto de mundos posibles se puede aplicar a un número específico de obras de ficción (más que aplicarlo a toda la ficción). En primer lugar, empezaré con qué designa la expresión “mundo posible”. El término deriva de la filosofía modal; nombra las maneras en que las cosas podrían haber sucedido. Los historiadores de los mundos posibles como Niall Ferguson (Historia Virtual) y novelistas como Robert Harris (Patria) alteran las leyes de los hechos históricos escribiendo historias contrafactuales o mundos posibles. Empiezan en el mundo real (por ejemplo, la Segunda Guerra Mundial) y luego crean un mundo posible escribiendo de forma especulativa sobre lo que hubiera ocurrido si los hechos fueran distintos (si los nazis ganaron la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo). Novelistas como Michael Crichton usan una estrategia similar en términos de investigación científica. Alteran la investigación científica para crear una ciencia contrafactual. En su novela Parque Jurásico, Crichton empieza con la ciencia actual, pero más tarde crea un mundo posible y lleva los hechos a sus últimas consecuencias.
Parque Jurásico (tanto la novela como la película) representa un mundo posible desde la posibilidad extremadamente pequeña en el mundo real de encontrar el ADN de un dinosaurio en la sangre conservada por un mosquito fosilizado en ámbar, para después crear dinosaurios de ese ADN. Lo que es destacable en la película de Spielberg es que que ha realizado esta pequeñísima probabilidad con la ayuda de los efectos especiales. Los efectos digitales en Parque Jurásico no son, de este modo, simplemente para crear un espectáculo cinemático. En su lugar, están motivados por el deseo concreto de hacer visible en la pantalla hechos contrafactuales o mundos posibles.
Lo que esto significa es que vemos una imagen fotográfica de algo que no existe (dinosaurios), aunque esa imagen tiene la apariencia de la credibilidad fotográfica (a través del movimiento, la textura de la piel, etcétera), dando la impresión de que existe y que ha sido simplemente fotografiado. La película, gracias a los efectos especiales, está dándonos acceso a un mundo posible. Pero Spielberg va más allá. Crea el sentido de un dinosaurio real dándole a los personajes interacciones con esos dinosaurios digitales, un perfecto solapamiento entre las acciones de los personajes y los dinosaurios.
Desde luego, algunos de esos son muñecos o títeres, es decir, existen en el mundo real. Pero los dinosaurios digitales van más allá de las limitaciones físicas. Nosotros vemos por primera vez a los dinosaurios en la película a través de una manada de braquiosauros retirándose de un lago. Esto no puede hacerse con marionetas; sólo pueden ser creados o representados usando los efectos especiales.

AL: ¿Qué necesita la teoría del cine en el momento actual?
WB: La teoría cinematográfica necesita explicar las tendencias actuales en el cine. Muchas personas están intentando explicar el resurgimiento de la tecnología 3D, pero sólo unos pocos como Thomas Elsaesser han llegado a ofrecer una explicación en profundidad de su emergencia. Elsaesser ha dado varias charlas sobre el tema y uno de sus artículos sobre este tema será publicado en breve.
Otro tema contemporáneo para los académicos del cine es el dominio de la tecnología digital en la dirección y la proyección. Sean Cubitt, Daniel Palmer y Les Walkling sostienen que muchos académicos han sobreestimado las consecuencias de la transición que va de la fotografía (analógica) a lo post-fotográfico (digital), llevando a esos autores a predecir la muerte del cine, que sería reemplazado por una abstracción imaginaria llamada “medios digitales”. Cubitt y otros rebaten esas predicciones e intentan estudiar las continuidades más que las diferencias obvias entre el cine analógico y el digital (volviendo a Parque Jurásico, sus efectos especiales no llevan a la muerte del cine ni a una estética completamente nueva; en realidad, los efectos digitales están integrados en los códigos estéticos del realismo, extendiendo sus fronteras). Cubitt también defiende la importancia en el estudio de la especificidad del medio, para examinar cada nueva tecnología digital en sus propios términos, más que reducirlo todo al nombre genérico de “medios digitales”. Estos autores dicen que no hay una estética digital única, universal y coherente, sino una pluralidad de puntos de vista, usos y aplicaciones. Esto lo encontrarás en: Cubitt, Sean, Palmer, Daniel y Walkling, Les (2012) “Reflections on medium specificity occasioned by the symposium ‘Digital Light: Technique, Technology, Creation’, Melbourne, 2011.” Moving Image Review & Art Journal (MIRAJ), 1, (1), 37-49.

AL: A modo de conclusión...
WB: El cine de autor continúa atrayendo a críticos de cine y académicos. Es una forma de calcular el complejo fenómeno conocido como cine. Hasta cierto punto, el director es como un director de orquesta, asumiendo el diseño total de la película. Pero el estudio de la obra de un autor necesita hacerse de forma sistemática (sobre todo cuando se estudia el estilo) y profunda, en un nivel abstracto (cuando tenemos en cuenta la temática). Hay dos directores a los que actualmente admiro: Wes Anderson y Hong Sang-soo. Para mí, las películas de Anderson, que muestran un estilo claro y una consistencia temática, pueden ser clasificadas como “nueva sinceridad”. Hong Sang-soo es enigmático porque la estructura de sus películas es más evasiva (su película Hahaha tiene una estructura clara, pero muchas otras son difíciles de descifrar). Sus películas pertenecen a la categoría de los puzles. Podría llevarme algún tiempo escribir un artículo valioso sobre su cine.

Andrés Lomeña
29 de mayo de 2012

lunes, 21 de mayo de 2012

ENTREVISTA CON GEORGE RITZER, AUTOR DE "LA MCDONALIZACIÓN DE LA SOCIEDAD"

Es antigua, pero ahí va, para que no se pierda.

Sociólogo norteamericano (Nueva York, 1940), en gran parte autodidacta, profesor de sociología
de la universidad de Maryland, célebre por su ensayo La McDonalización de la sociedad y por
sus aportaciones al estudio de la globalización y la sociedad de consumo.

1) Usted ha descrito brillantemente la irracionalidad de la excesiva racionalización de la sociedad. Desde la
McDonalización de la sociedad hasta la globalización de la nada. ¿Qué factores han impulsado esta
ultrarracionalidad?
GEORGE RITZER: La principal fuerza es el mercado y los líderes industriales que quieren racionalizar sus
operaciones y productos para maximizar los beneficios. Los gobiernos tienen sus propios intereses para hacer esto y suelen apoyar los negocios y la industria. Por supuesto todos jugamos un papel aquí como consumidores al comprar tanta “nada” y al frecuentar medios McDonalizados.

2) El "outsourcing", también llamado “tercerización” o “subcontratación”, forma un proceso
inquietante que afecta a las grandes empresas. Eso por no hablar de otros fenómenos
globalizadores; quizás ya vivimos en una googlelización de la sociedad. Pienso que todavía
necesitamos una teoría global que explique el desarrollo de las compañías multinacionales.
¿Trabaja usted en una teoría sociológica para estos verdaderos “monstruos” empresariales?
G.R.: Me gusta la idea de una teoría de esos “monstruos globales” (acabo de terminar un libro para
la editorial Wiley-Blackwell, GLOBALIZACIÓN: UN TEXTO BÁSICO). Gran parte de mi trabajo
tiene que ver con esos monstruos: los McDonald´s, las compañías de tarjetas de crédito, las
catedrales del consumo, y los proveedores globales de la nada. En la última edición de
McDonaldización (2008), escribí un nuevo capítulo sobre la Starbuckización (concluyo que no tiene
la fuerza que el McDonald tiene o tenía). Estoy publicando un ensayo con otros dos autores en
una antología que está por publicarse sobre la “ebayización” como un paradigma que
reemplaza la McDonaldización y me gusta tu idea de la Googleización. Una teoría global de
esos monstruos y de los procesos que generan sería bueno y supongo que yo mismo contribuyo a
ese desarrollo.

3) Algunos critican que ha hecho mucho dinero con su libro sobre la McDonalización. En mi opinión, es la habitual paradoja de la contracultura: buscan respuestas contra el sistema, lo que incluye las “herramientas teóricas”, pero luego rechazan un libro crítico con la sociedad porque se convierte en un éxito editorial y alimenta al propio mercado. ¿Cuál es el destino de
la contracultura en este mundo globalizado?

G.R.: La contracultura siempre es importante como una fuente de nuevas ideas y de
movimientos de oposición. Sin contracultura estamos condenados al dominio continuado de las
fuerzas e ideas hegemónicas. Por supuesto, las ideas contraculturales son a veces cooptadas por la
sociedad.
En cuanto a hacer dinero con mis libros, nunca he terminado de entender lo que se me critica.
En cualquier caso, lo importante es diseminar las ideas tanto como sea posible. Los editores
comerciales están en la mejor posición para hacer eso y ellos pagan royalties (aunque éstos sólo son
un porcentaje pequeño del precio total). Los blogs, por ejemplo, representan nuevas formas de
transmitir ideas, y puede hacerse gratuitamente, pero me temo que soy de una generación
anterior y me siento incómodo con esas nuevos medios. De todos modos, me encanta el proceso
de escribir un libro.

4) A mí me encanta un artículo de Boris Groys llamado “La ciudad en la era de la
reproductibilidad turística”. Describe el empobrecimiento del turismo, sobre todo en su
vertiente clásica, o romántica, mejor dicho. ¿Lo ha leído?

G.R.: Lo he hojeado y me recordó por qué no soy un filósofo (aunque algunos sociólogos
probablemente me consideran un filósofo). Sobre el turismo clásico o romántico, yo lo analizaría
desde el punto de vista de mi teoría de la nada y lo comparo al turismo contemporáneo. Las áreas,
especialmente las ciudades, visitadas por aquellos turistas “clásicos” eran aún el fin de algo en
el continuum algo-nada. Para ponerlo en los términos de Baudrillard, la simulación no estaba aún
tan avanzada en ese momento de la historia. Sin embargo, el turismo contemporáneo y el turismo de
masas moderno ha derivado en la dirección de la nada, vamos hacia una simulación más grande. El
empobrecimiento es mucho mayor que durante el turismo romántico.

5) Creo que los estudiantes deberían conocer sus libros, y no sólo me refiero a estudiantes de
sociología, como tampoco me refiero sólo a su libro sobre McDonalización, sino al de teoría
sociológica moderna, por ejemplo. Ahora le pediría que me recomendara a otros autores o
libros. Yo tengo debilidad por Bruno Latour, aunque no sé si usted preferirá referirse a
Lipovetsky y Bauman, con quienes suelen compararle.

G.R.: Gracias por tu apreciación. Latour es importante, especialmente por su papel en la teoría del
actor-red. Sin embargo, no comulgo demasiado con su trabajo, por la forma en que escribe y todo
eso. Mi teórico contemporáneo favorito es Giorgio Agamben. Encuentro sus ideas muy
provocativas. En términos de importancia, el primer Giddens y Habermas estarían los
primeros en una lista de sociólogos vivos.
No me importa que me comparen con nadie. Conozco el libro de Lipovetsky sobre la moda y
me gusta. Soy un gran fan del trabajo de Bauman y lo he usado a menudo. Por ejemplo, su trabajo
sobre la “sociedad líquida” juega un lugar central en mi próximo texto sobre la globalización. En el
pasado, he usado su trabajo sobre el Holocausto como un precursor para la McDonalización. Es un
académico de la vieja escuela y están desapareciendo rápidamente. Dicho esto, pienso que en sus
últimos años ha escrito demasiado, pero yo podría ser acusado de lo mismo.

5) No me queda sino darle las gracias.
G.R.: Con estas cuestiones se generan ideas y nuevas perspectivas. La teoría destaca en esa tarea. Es
un placer que tú y otros se hayan acercado a mis puntos de vista. Lo que me preocupa es que la
teoría en Estados Unidos y en cualquier parte del mundo está sitiada y en franca retirada.
Nuestra habilidad para analizar y criticar el mundo social se verá diezmada; todos nos
empobreceremos por el declive, o peor, la muerte de la teoría.
Andrés Lomeña
Jueves 23 de abril de 2009

domingo, 20 de mayo de 2012

ENTREVISTA CON EM GRIFFIN

ANDRÉS LOMEÑA: A first look at communication (ya va por la octava edición) aún no se ha traducido al español. ¿Sabe si veremos su manual en castellano en el futuro próximo?
EM GRIFFIN: Actualmente el texto de First Look se ha traducido al chino, al coreano, al polaco y al húngaro. No sé si hay planes con el idioma español. Quizás sea el último en saberlo. El ímpetu de la traducción viene desde dentro de otras culturas y países. Con la excepción de la edición húngara, no tenía idea del proyecto hasta que me enviaron un libro encuadernado. Con suerte, alguien en España o Latinoamérica está trabajando en ello; la iniciativa tiene que surgir de una editorial autóctona.

AL: Su libro podría ser una gran contribución académica porque las universidades españolas estudian a Armand Mattelart, Jean Baudrillard, Umberto Eco y Enzensberger (grandes pensadores, sin duda), pero habitualmente se olvidan de otros estudios de la comunicación. Los autores que he citado son europeos, así que quizás no se centró en ellos. En cualquier caso, me pregunto por qué no ha incluido a agudos pensadores estadounidenses como Noam Chomsky, George Lakoff o Erving Goffman. ¿A quién echa de menos en su manual?
EG: Has planteado la pregunta que continuamente asedia mi obra: ¿A qué teóricos debería haber dedicado un capítulo y en consecuencia, a quién debería omitir? Al principio de mi obra decidí asociar una teoría específica al teórico más conocido por esa teoría, más que bombardear a los estudiantes con los nombres de los teóricos que comparten esa perspectiva. Por ejemplo, si hubiera dedicado un capítulo a la teoría sobre la metáfora, habría tenido que decidir qué autores publicar: Aristóteles, Kenneth Burke e I. A. Richards son retóricos que me vienen a la mente. Lakoff sería el candidato que encabezaría una perspectiva cognitivista. Finalmente, cuando escribí sobre la perspectiva de la metáfora aludiendo a los tres retóricos en fragmentos de distintos capítulos (El significado del significado de Richards está disponible en el archivo de www.afirstlook.com), decidí no consagrar un capítulo a las ideas de Lakoff.
Cito a Goffman en mi capítulo del interaccionismo simbólico. Su etnografía de grupos es una investigación magnífica. Sin embargo, George Herbert Mead es el académico más conocido por fundar esa aproximación interaccionista, por lo que escribí un capítulo sobre su obra. Chomsky es, por supuesto, más famoso que otros teóricos de los que hablo, pero en Estados Unidos es quizás más conocido por sus posiciones políticas que por sus aportaciones al aprendizaje del lenguaje. Los estudiantes sienten curiosidad por su teoría de la gramática generativa, pero la mayoría (incluyéndome a mí) no está predispuesta a resolver de qué modo su conocimiento nos puede ayudar a ser mejores comunicadores.

AL: He visto hace unos días una miniserie televisiva llamada Black Mirror; hay tres episodios independientes que tratan el impacto de los medios sociales en las sociedades actuales y futuras. ¿Cuál es el camino para entender mejor el papel de los medios de comunicación de masas en la sociedad? En España leemos y releemos al genial Manuel Castells, a falta de otras respuestas.
EG: Francamente, no lo sé. Las cosas están variando tan rápido en el campo de los medios sociales que es muy difícil saberlo. El desarrollo de la teoría de los nuevos medios va a la zaga de la práctica, que también está cambiando. Sólo tengo una teoría en el texto de First Look que se centra en los medios sociales, el procesamiento de la información social de Walthers, algo que introdujo a principios de los noventa. Se han sugerido algunas otras teorías, pero éstas no han generado investigaciones que validen sus explicaciones y predicciones. Probablemente el mejor lugar para conocer las ideas novedosas en este campo es acudir a publicaciones académicas como Journal of Computer-Mediated Communication, New Media, o Communication, Culture & Critique. Uno de los artículos fundacionales de la visión positiva de la amistad creada a través de redes sociales es: Ellison, Steinfield, y Lampe, “The Benefits of Facebook ‘Friends’. Social Capital and College Students: Use of Online Social Network Sites”, de 2007. Por otra parte, Willam Deresiewicz publicó en 2009 una crítica bastante bien escrita sobre la amistad en Facebook.

AL: El efecto Streisand (amplificar los mensajes, imágenes o acciones cuando algo intenta prohibirse en la red, es decir, obtener el efecto contrario al deseado) es un fenómeno común en Internet. ¿Podríamos situar este acontecimiento cada vez más frecuente dentro de las teorías de la comunicación?
EG: Se me ocurre que si los académicos de los medios consideran el fenómeno Streisand como algo nuevo para nuestro campo, eso es porque no están familiarizados con las teorías de la psicología social que predicen las respuestas de la comunicación, en este caso la teoría de la “reactancia” bien estudiada por Jack Brehm. Esto es comprensible. La inmensa mayoría de los teóricos de los medios llegan a sus estudios desde una base interpretativa o crítica, lo que produce examinar los resultados empíricos de los psicólogos sociales con desinterés y hasta con desdén. El principio de reactancia sostiene que las personas llegan a generar motivaciones por la eliminación de una libertad en un comportamiento específico, o incluso por el riesgo de ser alejados de ese comportamiento. Lo que sucede es que intentamos restaurar esa libertad particular que fue amenazada o atacada. Así que cuando descubro que ya no puedo ver una foto de la casa en la playa de la actriz Barbra Streisand, ahora quiero verla, cuando antes eso me importaba bastante menos. Así es como los libros prohibidos llegan a convertirse en best sellers. De esta manera, considero el efecto Streisand como una validación magnífica en los nuevos medios de lo que los psicólogos sociales llamarían reactancia psicológica o, de forma alternativa, el principio de escasez [también se conoce, de modo más general, como psicología inversa].

AL: Según mi admirado Terry Eagleton, sólo encontraremos “más teoría” después de la teoría. Se repiten, por otros medios, las teorías marxistas, feministas, formalistas... ¿Ha encontrado algo interesante en las teorías de la comunicación en los últimos años?
EG: No estoy seguro de lo que Eagleton quiere decir ahí. Quizás sugiere que no hay realidad fuera de los modelos de la comunicación representados. Si es así, los teóricos que adoptan una posición fuerte en su entendimiento de la comunicación como “construcción social” aplaudirían esa observación de Eagleton. Ellos dirían que la comunicación no refleja la realidad, sino que más bien la crea. Esto sería coherente con el pensamiento postmoderno de Lyotard y Baudrillard. Personalmente, creo que nuestro lenguaje y maneras de hablar dan forma a nuestro mundo social. Por ejemplo, el modo en que hablamos con los amigos y sobre la amistad influye en cómo vemos las relaciones más cercanas. No hay una definición verdadera o precisa de la amistad. Aun así, me resisto a pensar que no hay una realidad física o metafísica “ahí fuera” que describe imperfectamente nuestro lenguaje.
En cuanto al marxismo, el feminismo y otras teorías a las que Mattelart se refiere, esos son aproximaciones críticas muy recomendables. De nuevo, siento que la llamada a la justicia social es necesaria en comunicación. El uso injusto del poder y la riqueza usados para controlar los canales de comunicación necesitan ser desenmascarados y reformados. Los académicos de la comunicación europeos en su conjunto y las teorías que Mattelart comenta favorablemente en su Teorías de la comunicación parecen apoyar este enfoque.
En cuanto a mí, he elegido presentar dos teorías con ideas marxistas en mi texto, la semiótica de Barthes y los estudios culturales de Stuart Hall. También incluyo un capítulo para una teoría de la comunicación crítica de las organizaciones y dos capítulos sobre diferentes teorías feministas. También valoro ciertas teorías de las ciencias sociales que hacen predicciones de “causa y efecto”, así como teorías interpretativas que no usan una visión crítica. Más que recomendar nuevas teorías que no han sido aún suficientemente verificadas, aconsejaría a los lectores interesados expandir su repertorio de teorías de la comunicación mirando en la sección “Theory Resources” de www.afirstlook.com y más tarde bucear en una o dos teorías que vean interesantes.

AL: Ha sido muy amable. ¿Algunas palabras finales?
EG: Sólo repetiría el dictum atribuido a Kurt Lewin: “No hay nada más práctico que una buena teoría”. Y eso incluye a aquellas que tienen presuposiciones más objetivas o más interpretativas, así como una gran variedad de contextos (interpersonales, de grupo, organizacionales, mediáticos o culturales). Creo que es aburrido y contraproducente limitar nuestra búsqueda a aquellas teorías que están en nuestra zona de confort.

Andrés Lomeña
20 de mayo de 2012

miércoles, 16 de mayo de 2012

ENTREVISTA A NICHOLAS HUMPHREY

ANDRÉS LOMEÑA: Después de tantos años estudiando la conciencia, no estoy seguro de si sigue considerando el problema de la mente como un misterio filosófico. ¿Cuáles serían sus conclusiones si tuviera que escribir un libro del tipo La conciencia explicada para torpes?
NICHOLAS HUMPHREY: Mi respuesta sería: no somos torpes, somos los mayores expertos en el mundo. Como ya escribí en su momento, somos “conocedores de la conciencia”. Según mi visión, la conciencia ha llegado a ser lo que es en el curso de la evolución para impresionarnos con sus cualidades trascendentes. Somos quienes nosotros creemos que somos debido a la conciencia.

AL: Leí La mirada interior y me encantó su historia sobre el error de Santa Catarina, que otorgaba (equivocadamente) distintos grados de conciencia a los animales. Esa conciencia se establece con criterios antropocéntricos (el tamaño del cerebro, la similitud entre nuestros sistemas nerviosos, etcétera). ¿Es ésa la única vara de medir posible para un investigador como usted?
NH: El comportamiento es la vara de medir. Cuando veo el disfrute de un animal simplemente por estar ahí, como por ejemplo con los chimpancés y los delfines, inmediatamente pienso: ¡Sí, la conciencia!

AL: Le preguntaba por los grados de conciencia porque imagino que deberíamos articular nuestra ética en función del conocimiento que tenemos sobre la vida, ¿no es así? El filósofo utilitarista Peter Singer propone ampliar la esfera moral a los animales porque éstos son capaces de sufrir. No sé qué posición tiene usted sobre los derechos animales.
NH: No creo que sea de ayuda hablar de “derechos” para los animales. Los derechos sólo tienen sentido para criaturas que pueden saber (en principio) que los tienen.

AL: Creo que pertenece a un grupo de evolucionistas eminentes, junto con Daniel Dennett y Steven Pinker. ¿Cuáles son vuestros puntos en común?
NH: Todos somos científicos naturales. Queremos saber cómo el mundo (tal y como lo encontramos, en todo su esplendor) ha llegado a ser como resultado de ciertas leyes naturales.

AL: ¿Cuál es su opinión sobre el principio antrópico? ¿Es la conciencia humana el objetivo último del universo?
NH: No necesitamos esa absurda versión fuerte del principio antrópico. Yo creo en la versión débil de este principio, que dice que vivimos en el universo en el que vivimos porque no podríamos vivir en un mundo con diferentes leyes y constantes físicas, lo que resulta científica y filosóficamente satisfactorio.

AL: ¿La expresión “izquierdista darwiniano” es apropiada para usted?
NH: Sí, siempre he estado en la izquierda política. Pero la política tiene muy poco que ver con mi ciencia. Pienso que un darwinista podría ser de izquierda o de derecha.

AL: ¿Está preparando algo nuevo?
NH: Sí, demasiadas cosas. Mi nuevo libro tratará sobre el efecto placebo.

Andrés Lomeña Cantos
16 de mayo de 2012